sábado, 19 de enero de 2013

UN LARGO CAMINO HACIA LA REVOLUCIÓN

Los medios de comunicación masivos dan cobertura a una noticia sin duda alguna preocupante, al parecer en algunos lugares, como en Parla, los vecinos organizan patrullas ciudadanas para prevenirse de los okupas. El motivo al parecer es el temor a que el barrio se llene de esta calaña, peligrosísimos quinquis que tan solo buscan un techo bajo el que refugiarse, pues muchos de ellos se ven privados del que antaño fuera suyo y hoy es del banco.
            
Ante el drama de los desahucios, el Estado no ofrece ninguna solución, más bien indaga en la llaga poniendo a disposición del banquero a las fuerzas de orden público para llevar a cabo democráticos desalojos. Frente a esta situación, hasta ahora la respuesta más común -y lógica- eran las muestras de solidaridad de los vecinos, que en multitud de casos han conseguido detener desalojos, prorrogarlos o simplemente nos han mostrado cómo está dispuesta a actuar la policía, si alguien lo ordena... Sin embargo, en este caso (no es el único) son los mismos vecinos quienes repelen la única salida que le queda al desamparado. Los que al mismo tiempo sí consienten que el banquero usurero, que es quien propicia estas situaciones quede indemne -es más, permiten que se le salve el culo con el dinero de todos- y su sucursal intacta.

Aquí una noticia de gente altruista que trata, en la medida de lo posible, paliar los terribles efectos de las desigualdades sociales a través de la solidaridad y el apoyo mutuo.


Ésta seguro que no la publicitan a bombo y platillo los “objetivos medios informativos”.

Por último y como conclusión. Queda patente que para hacer posible cualquier cambio estructural en la sociedad, que sea para mejor, debemos aún recorrer un largo camino. Camino sembrado de desavenencias que vendrán incluso del lado de los oprimidos, pues resurge el temor de que los palos ya no puedan venir sólo de los cuerpos represores, sino también de nuestros más allegados vecinos, algo que recuerda al somatén o al requeté. Por no hablar de las delaciones, infiltrados, identificaciones discriminatorias... La rebeldía se paga cara. 

ANTE LA CONTRARREVOLUCIÓN, CONTRAINFORMACIÓN

CONTRA LA ESCLAVITUD MODERNA Y CONSENTIDA



Juan Puentes ( miembro JJLL Vega baja)